lunes, 14 de noviembre de 2016

Corresponalales de guerra antifascistas en la contienda civil española

CORRESPONSALES DE GUERRA  ANTIFASCISTAS  EN  LA GUERRA CIVIL  ESPAÑOLA
                                Julio  Antonio Vaquero iglesias








La  Guerra Civil española  se convirtió desde su inicio en un foco de atención mundial como primer escenario  del enfrentamiento entre las democracias liberales y el fascismo rampante que  triunfaba en Alemania  e Italia y amenazaba al resto de Europa.  No es  extraño, pues, que las principales  agencias de prensa y  grandes periódicos y revistas  de los  países democráticos  y  de la Unión soviética enviasen a sus mejores  fotoperiodistas y corresponsales de guerra  a seguir el conflicto civil español. En España se jugaba el futuro del mundo.
 La escritora norteamericana Amanda Vaill analiza magistralmente en este libro, Hotel Florida , la labor que ejercieron  los corresponsales   de guerra antifascistas en la difusión a todo el mundo del desarrollo del conflicto a través de tres parejas; la de  los fotoperiodistas   Robert Capa, seudónimo del  húngaro André Friedmann y de  la alemana nacida en Polonia Gerrta  Pohorylle, conocida  como Gerda Taro; la integrada  por del escritor y periodista Ernest Hemingway  y  su amante la periodista  y escritora Martha Gellhorn;  y la pareja  de censores  de prensa extranjera, unida también por lazos sentimentales, integrada  por  Arturo Barea y la periodista austriaca  y militante socialista Ilse Kulcsar.
Pero en torno al detallado análisis de la actividad periodística y censora e incluso vital y personal de esas tres parejas desfilan por las páginas del libro decenas de  destacados periodistas, intelectuales antifascistas, políticos, militares republicanos  y asesores militares y miembros de los servicios de inteligencia soviéticos que participaron en la guerra. Como, por citar sólo algunos: John Dos Passos, André Malraux, George Orwell,  el corresponsal de  The New York Times, Herbert L Matthew, el general Miaja, Constancia de la Mora, Carlos Contreras, alias Vittorio Vidali, el creador   del 5º Regimiento (al que erróneamente, como hoy sabemos, la autora señala como el maquinador  del asesinato del revolucionario cubano Julio Antonio Mella) el  médico canadiense Bethune  quien puso en práctica en el bando republicano las transfusiones de sangre móviles, salvando  innumerables vidas…
  Robert Capa y Gerda Taro cubrieron el conflicto  para el diario comunista Ce Soir  desde el inicio con la que fue la fotografía símbolo para todo el mundo de la Guerra Civil, La muerte de un miliciano hasta el éxodo hacia la frontera francesa de los derrotados republicanos y los campos de concentración en el sur de Francia. Taro falleció en el frente de Brunete en un desgraciado accidente, pero Capa llegó hasta el final fotografiando  las acciones en los frentes de Teruel, del Ebro, la caída de Barcelona, el éxodo y  los campos de concentración franceses.
Hemingway  vino a España en un momento crítico de su carrera literaria  y no sólo encontró en  nuestra guerra las experiencias que necesitaba para relanzar su obra creativa (que le valdrían el Premio Nobel de 1954) que culminó tras la guerra con su novela Por quién doblan las campanas, en la que resuenan sus contactos  con la unidad de guerrilleros del  Ejército de Levante. Pero también nuestra guerra civil le transformó de un escritor apolítico en un comprometido intelectual y portavoz de la causa antifascista como prueban  sus artículos para la agencia NANA y su participación en el documental Tierra española cuyo guion escribió y  al que le puso  su voz tras el fracaso de la primera locución de Orson Welles, documental que tuvo una amplísima difusión  en Estados Unidos.
 Ese fue también el caso de su compañera Martha Gellhorn  que vino a España tras Ernest y tratando de alcanzar un nombre en el mundo del periodismo y terminó escribiendo palabras como éstas: “Lo que ocurre aquí nos concierne a todos los que no queremos que  Mein Kampf  sea la nueva biblia del mundo. España está luchando por todos nosotros”.
   Amanda Vaill ha realizado en esta obra una reconstrucción minuciosa y fidedigna de la actuación de sus personajes reales en el contexto de sus biografías y del ambiente cotidiano en que vivieron su experiencia y labor de corresponsales, de ahí el título del libro: el Hotel Florida, situado en la calle de Galerías Preciados, donde se alojaron Ernest y Martha y Capa y Taro arrostrando el peligro de  las bombas que los sublevados lanzaban sobre el Madrid asediado desde el cerro de Garabitas.
Las fuentes del libro han sido cartas, diarios, memorias, pero también fuentes documentales oficiales, películas recuperadas, biografías, noticias de la época. Pero no estamos ante un libro de historia o biográfico, ni está escrito en un registro académico, sino en clave narrativa, pero sin que sea una novela, sino una eficaz  combinación  de géneros que, además, nos proporciona datos inéditos o apenas conocidos como, por solo citar dos,  el reclutamiento, tras la guerra, de  Hemingway por el KGB con el  alias de ARGOS, el de que la  fotografía del miliciano caído  el frente de Córdoba que se convirtió en  el símbolo de la guerra no fue sino una simulación in situ, pero que  inesperadamente una bala de un francotirador fascista le atravesó el corazón. Lo que produjo a Capa ciertos remordimientos, pero sobre el que mantuvo siempre  cierta ambigüedad. 
  Los interesados por la Guerra civil, léanlo. No les defraudará.
    (PUBLICADO EN EL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, de OVIEDO)
  
 

  


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